Admitámoslo. Comenzar a hacer ejercicio es duro. Los primeros meses hasta que se van todos los dolores, empezamos a ver resultados palpables en el espejo, las endorfinas del ejercicio consiguen engancharnos y empezamos a disfrutar de los cambios emocionales que produce en nosotros, son un auténtico reto. Y sólo hay una manera inteligente de afrontar un reto: trazando un plan que nos conduzca hasta el éxito. Hay una frase que nos viene muy a mano que dice así:
Fallar en la preparación es prepararse para fallar.
El Gimnasio.
Elegir el gimnasio erróneo es uno de los motivos más frecuentes y al mismo tiempo, más ignorados, por los que se abandona el ejercicio. Si eres de las personas que piensa que todos los gimnasios son iguales y se hace lo mismo, debes desterrar esa idea cuanto antes. No es sólo que existan categorías distintas de gimnasio (de barrio, low cost, premium, gimnasios innovadores…) es que además, cada centro tiene una manera de hacer las cosas diferente. No vamos a entrar ahora en mejores ni peores, pero sí más adecuado para un tipo u otro de personas. Cada gimnasio tiene una personalidad y una manera de transmitir la pasión por el ejercicio y el deporte.
Cada elección que haces, tiene una consecuencia.
Elige bien tu Rutina
Tenemos que tener siempre en mente nuestro objetivo. Y nuestro objetivo en este punto ¿cual es? Nuestro objetivo es volver. Así de simple. Más adelante, cuando hayamos adquirido el hábito, seremos nosotros mismos quienes querremos hacer un ejercicio de sala o una clase en particular aunque no sea de nuestro total agrado para mejorar un aspecto de nuestro cuerpo. Pero hasta entonces, lo que queremos es que sea lo más entretenido posible para que nos facilite las ganas de volver.
Hoy estuvo bien. Hoy fue divertido. Mañana repetimos.
Planifica tu Agenda
El tiempo del gimnasio debe estar en tu agenda y deben ser citas inamovibles. Cuando lleves unos meses ya podrás un día cambiar el gimnasio a otro momento porque tienes una reunión y recuperar otro día o lo que sea. Pero al principio, ese rato tiene que ser sagrado, como si fuera una reunión con un cliente o una cita con el médico, porque sino, corres el riesgo de no ser capaz de reubicar el gimnasio
Los planes no son nada. Planificar lo es todo.
Gradúa la intensidad del ejercicio.
Cuando comienzas lo primero que tienes que hacer es conocerte y conocer tu cuerpo. Empieza poco a poco para aprender a reconocer lo que para tu cuerpo es un esfuerzo grande y lo que es uno pequeño para poco a poco ir incrementándolo.
De nada sirve una salida de caballo andaluz si le sigue una parada de burro manchego.
Prémiate
¡Claro que sí! Es un esfuerzo grande lo que vas a hacer así que piensa en las recompensas que te vas a regalar cuando logres ciertas cosas. Lo que sí te recomiendo es que los premios no tengan que ver con comida y siempre que sea posible, tengan que ver con el ejercicio, para que el premio sume a tu motivación.
No te premies con comida. No eres un perro.
Olvídate de la báscula.
Nuestro objetivo actual, paso previo imprescindible para conseguir nuestra meta, es habituarnos a ir al gimnasio.
La medida de nuestro éxito será las veces que hayamos ido al gimnasio respecto a las que habíamos planeado ir.
Establecer objetivos es el primer paso para convertir en visible lo invisible.
Entorno Fitness
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